Ya lo adelantábamos hace poquitas semanas, que esta tuna tenía mucho «trabajo» por delante, aunque para nosotras esa palabra es igual a fiesta, parranda, ron miel, compañeras y risas, muchas risas.
Hoy te traemos nuestra última experiencia, que ha sido lo más de lo más, y estamos casi seguras de que lo vas a disfrutar tanto como nosotras.
La tuna femenina de La Laguna, ha viajado hasta tierras gallegas…
¿Quieres saber más? Pues sigue leyendo para conocer nuestra experiencia en Santiago de Compostela.
El viernes bien temprano en la mañana nos agrupamos en el aeropuerto de Tenerife Norte, como siempre acompañadas del buen frío lagunero. Aterrizamos en Galicia casi al medio día y nos encontramos con compañeras que hacía mucho tiempo que no visitábamos, Zipi, Punky o Carpanta. ¡Qué bien sienta cuando podemos ver a las que están más lejos!
A nuestro tan ansiado viaje acudieron más de quinientos tunos, venidos desde todos los puntos de España, e incluso desde Holanda. Llegaron a Santiago con ilusión con motivo de la celebración del XXIV Certamen Internacional de Cuarentunas.
Un total de veintitrés egregias instituciones, que tras más de veinte años aún conservan su amor por las composiciones universitarias y rinden ansiada visita a la ciudad que vio nacer el moderno y noble arte de la trova estudiantil.
Además de festejar por todo lo alto, la cita también busca la exaltación y conservación de un patrimonio inmaterial con siglos de historia, invitando a todos a rememorar la esencia de lo que siempre fue la Universidad y a recordar el arte del buen tunar, que sin Compostela, al fin y al cabo, no se podría comprender.
El primer evento al que asistimos, el viernes alrededor de las 20:00h en la Plaza del Obradoiro, fue una cariñosa y emotiva ronda que realizamos dirigida hacia el Pazo San Xerome de la USC, la institución que dio vida, hace varios siglos, a estas agrupaciones, en la cual se escuchó el sempiterno Clavelitos y la gran melodía local Fonseca.
El día progresó entre parranda y parranda, y el tiempo nos indicó que era hora de darse un chapuzón, y a pesar de los 3 grados de temperatura y la lluvia nada nos impidió darnos ese bañito, en la fuente más próxima, en la ciudad que vio nacer la tuna.
En esa misma fuente, una de nuestras compañeras sufrió un cambio, una evolución: entró como novata, y de la mano de su madrina Chosniño, salió de la fuente vistiendo el terciopelo negro como pardilla. ¡Felicidades Melania! Esta tuna crece, como podrás comprobar, dos pardillas en pocas semanas…
En la mañana del sábado, visitamos La Casa de la Troya, un museo con mucha historia, pues recrea la pensión de estudiantes y la vida universitaria de Santiago a finales del siglo XIX. La casa estuvo varios años cerrada, pero volvió a abrir en el año 93, como museo, con el impulso de la Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos.
El edificio consta de un sótano, tres plantas y un ático. Y lo más característico y uno de los principales motivos por el que viajamos hasta tierras gallegas, es que las caballerizas de antaño, (una advertencia, cuidado con las escaleras) fueron acondicionadas como pequeños salones de reuniones, donde ahora se encuentran expuestas numerosas becas de diversas tunas, y de multitud de lugares. Ah, espera, ¿no sabes qué es una beca?
Es una pieza fundamental de la indumentaria de un tuno, junto con la capa, en ella se plasma el nombre de la tuna y la universidad que representa, junto a su escudo. Y además cada una de ellas tiene su propio color, por ejemplo, la nuestra es de color granate.
Es por ello que tras esta visita, podemos decir con orgullo, que La Casa de la Troya incrementa su colección de becas con nuestra aportación. Es un honor pasar a formar parte de su historia, al tiempo que se convierte en parte de la nuestra. La visita a este lugar es imprescindible para cualquier amante de la tuna.
El día siguió avanzando y, después de un gran atracón en el bar Galeón, nos dirigimos a disfrutar de las actuaciones del certamen.
La tarde y el resto de la noche concurrió como ya te puedes imaginar: certamen, parranda, cervecita, parranda, vinito, y canciones, después cenita, y más tenderete… así hasta altas horas de la madrugada.
Una vez concluida nuestra aventura y con pocas horas de sueño, nos embarcamos en un vuelo de regreso a casa. Ha sido un fin de semana lleno de experiencias y anécdotas que no olvidaremos.
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¡Hasta pronto!